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Prólogo del libro Wilayas, publicado en 2009.
Por José Luis Serena, periodista.

No es frecuente que un fotógrafo y periodista emprenda por iniciativa propia, sin interés económico, una tarea de este tipo, movido por la curiosidad y por fuertes convicciones. Fruto de esa actitud son estas wilayas, que al igual que las vidas en blanco y negro vienen a ser una marca en nuestra memoria que inciden en que hay cosas que pueden y deben cambiar.

Álvaro López Prieto nació en plena canícula estival, el 9 de agosto del año 1982. Su afición por la fotografía arranca en su niñez, cuando le regalaron su primera cámara. Desde entonces ha participado en iniciativas formativas como el curso de fotografía de Fernando Múgica y Gorka Lejarcegi 2002, el Seminario “Reporteros de guerra” Estepona Ciudad del Periodismo 2004, Photoescuela Cover 2006 (Grupo Corbis) en Madrid, “Retrato en el reportaje –Blank Paper-” con el fotógrafo Ricardo Cases, “Fotografía digital de alta calidad” en Fotocasion, Madrid, con José Maria Mellado, además de recibir enseñanzas de otros fotógrafos como Javier Arcenillas, Francis Tsang, Antonio Liébana y Javier Bauluz entre otros.

Bio

Ha colaborado con diversos medios de comunicación, como el diario digital El Plural, el grupo Publicaciones del Sur, o el Diario Córdoba entre otros, y ha sido corresponsal del diario El Día de Córdoba. Entre sus colaboraciones en el ámbito periodístico destaca el reportaje audiovisual que realizo en San Isidro de Níjar y que editó en mayo de 2008 el diario digital El Plural, en el que recogía el testimonio de una mujer víctima de mafias de la prostitución.

También participó como fotógrafo en el Congreso Nacional de Prensa “Cantabria Tierra de Júbilo” en 2007 y en el Congreso Nacional de Prensa Turística celebrado en Ceuta en ese mismo año y organizado por la Consejería de Turismo de la Ciudad Autónoma de Ceuta, además de colaborar en una guía turística de la Consejería de Turismo de Cantabria.

Sin embargo Álvaro López ha adquirido el grueso de su aprendizaje en lugares como los campos de Níjar, el desierto donde sobreviven los exiliados saharahuis, los pequeños pesqueros de Finisterre o los olivares cordobeses, donde ha entrado en contacto directo con la realidad de hoy y con dos mundos antagónicos producto de nuestra sociedad. Es en estos lugares donde Álvaro ha enfocado su captación de la vida a través de su objetivo.

Las personas son las protagonistas absolutas del trabajo fotográfico de Álvaro López, que traspasa el carácter periodístico hasta configurar un ejercicio muy logrado de análisis social, un retrato actual de la pobreza y la desigualdad.

Ese interés por las personas en un mundo cada vez más deshumanizado y materialista supone un soplo de aire fresco, no solo en el ámbito del periodismo y de la fotografía, sino en una sociedad cada vez más exigua de valores y convicciones que miren directamente al ser humano.

Para Álvaro López entrar en contacto directo con otras formas de vida, traspasar el concepto propio social y cultural, ha supuesto un proceso personal tras el cual su percepción del mundo ha cambiado sustancialmente, reafirmando unas convicciones con las que creció.

Al finalizar su viaje a los campamentos de refugiados saharahuis, en los días posteriores a su regreso, Álvaro me decía que estaba adaptándose de nuevo a la vida de aquí, algo que demuestra que el hombre que regreso de ese breve viaje de poco más de una semana no era la misma persona que lo emprendió.

Este proceso se refleja en sus fotografías, a través de las cuales ha intentado comprender el mundo interior de estas personas. La mayoría de ellas han nacido y crecido en el desierto y no conocen otras condiciones de vida. Álvaro ha intentado comprender estas vidas y parte de ellas están reflejadas en este trabajo, cuyo resultado final es un retrato veraz de la cara más oscura y vergonzante de la sociedad del siglo XXI.

En pocos trabajos de este tipo se puede percibir la soledad, el desamparo y desasosiego que transmiten las vidas en blanco y negro que Álvaro captó en sus viajes a la comarca de Níjar, y de igual manera los ojos de los refugiados saharahuis provocan en el espectador esos sentimientos, en un triste nexo entre gentes que comparten un destino similar, que no es otro que tener cerrado el acceso a derechos universales por todos reconocidos pero no siempre ejercidos.

Los ojos de las personas que Álvaro ha captado en este trabajo reflejan nuestro mundo, estas fotografías son espejos en los que vemos representada nuestra sociedad en contraste con otras poblaciones que no han elegido su forma de vivir, y donde ésta es en buena medida, directa o indirectamente, consecuencia de la calidad de vida que otros disfrutamos en esta mal denominada sociedad del bienestar.

Bio

Las técnicas fotográficas están al alcance de cualquier fotógrafo, pero la visión y la capacidad de interpretar las situaciones, así como el deseo de comprender mas allá de los parámetros de nuestra cultura, descubren a los grandes fotógrafos y a las personas que son y se sienten libres. Para la realización de un trabajo de esta envergadura son imprescindibles esas capacidades, que prevalecen sobre la técnica. Esas cualidades se tienen o no y son en gran parte fruto de una formación personal y de una manera concreta de entender la vida.

Desde que conozco a Álvaro hay algo de él que no ha cambiado y que desde el principio me llamo la atención, su interés por las personas y su manera de ver la vida. No concibe un mundo que trate a sus gentes de manera desigual, pero sí tiene una concepción de una sociedad global diferente, y aunque es consciente de lo difícil que es cambiar la situación, está convencido de que pequeños esfuerzos pueden lograr al menos salvar unas pocas vidas, esas vidas en blanco y negro y en color que un día decidió conocer de cerca, vidas que nos muestra con toda su dureza en estas fotografías y que a nadie pueden dejar indiferente.

** Nota: Desde estas líneas quiero agradecer a José Luis su prólogo en el libro wilayas, que se publicaba allá por el año 2009 y que no tuvo el mínimo atisbo de duda en colaborar con un servidor.